La gran innovación de la radiofrecuencia es que no daña la epidermis (capa más superficial de la piel); solo genera un intenso calor en la capa media de la dermis provocando de esta forma contracción de las fibras de colágeno. Esta contracción lleva a un acortamiento en la longitud de estas fibras y por lo tanto permite así elevación de tejidos flácidos o y/o caídos. Además el calentamiento generado estimula a los fibroblastos de la dermis a fabricar fibras de colágeno y elastina, engrosando la dermis y mejorando más aún el resultado obtenido.
El tratamiento tiene una duración aproximada de 40 minutos. Se aplica un cabezal que trasmite la radiofrecuencia en las zonas a tratar y moviéndolo en el sentido en que se quiere provocar el levantamiento o acortamiento de fibras colagénicas.
Cuando se aplica la radiofrecuencia, el resultado es una piel más tersa y una evidente reducción de arrugas y flacidez. La sensación de reafirmación de piel es inmediata, el efecto de tensión se aprecia en forma gradual y progresiva a partir de la primera sesión del tratamiento.